Evangelio Jueves 25 Junio 2025
El Evangelio de Mateo 11:25-30 relata la parábola del sembrador, donde Jesús enseña sobre la recepción de la Palabra de Dios en corazones diversos, invitando a ser tierra buena para dar fruto.
EVANGELIO DEL DÍA
6/26/20253 min leer


Evangelio del día – jueves 26 de junio de 2025
Mateo capítulo 11, versículos 25 al 30:
«En aquel tiempo, vino Jesús y se sentó junto al lago. Se le acercó una gran multitud, y Él, subiendo a una barca, se sentó, mientras toda la gente permanecía en la orilla. Les habló muchas cosas en parábolas, diciendo: "Un sembrador salió a sembrar. Mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra, y brotó pronto porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemó y, por no tener raíz, se secó. Otra cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron. Pero otra cayó en tierra buena y dio fruto, una a cien, otra a sesenta y otra a treinta." Quien tenga oídos, que oiga.»
Reflexión profunda:
En este pasaje, Jesús utiliza la parábola del sembrador para enseñarnos sobre la recepción de la Palabra de Dios. La semilla representa la enseñanza divina, y el suelo simboliza el corazón humano, que puede estar abierto o cerrado a su mensaje.
El corazón como suelo:
La parábola nos invita a examinar nuestro interior: ¿somos como el camino donde la semilla es robada por las distracciones del mundo? ¿O como la tierra buena que acoge y da fruto? Jesús nos llama a cultivar un corazón dispuesto a recibir y vivir su Palabra.
La variedad de respuestas:
Cada tipo de suelo refleja actitudes distintas: la superficialidad, las preocupaciones mundanas o la generosidad. La tierra buena, que produce en abundancia, nos muestra que la fe, cuando es auténtica, transforma y multiplica el bien en nuestra vida.
El llamado a escuchar:
"Quien tenga oídos, que oiga" es una invitación a la atención y la conversión. No basta con escuchar; se trata de actuar, de permitir que la semilla crezca en nosotros mediante la oración y las buenas obras.
La paciencia de Dios:
Dios, como el sembrador, sigue esparciendo su Palabra con paciencia, sin rendirse ante los suelos estériles. Nos anima a confiar en su tiempo y a colaborar con Él para que nuestra vida dé fruto.
Lectio Divina paso a paso:
Primero. Lectura (Lectio):
Lee Mateo 11, 25 al 30 en voz alta, despacio. Puedes encontrar el texto en la descripción de este capítulo.
Subraya las frases que más te impacten. Ejemplo: "Quien tenga oídos, que oiga."
Pregúntate:
¿En qué tipo de "suelo" se encuentra mi corazón hoy?
¿Hay algo en mi vida que impide que la Palabra dé fruto?
Segundo. Meditación (Meditatio):
Profundiza en la imagen del sembrador.
"Una parte cayó en tierra buena": ¿Cómo preparo mi corazón para ser esa tierra fértil?
¿Qué espinos o piedras necesito arrancar de mi vida?
Imagina a Jesús sembrando en ti y pide luz para crecer.
Tercero. Oración (Oratio):
Realiza una oración espontánea como esta:
"Señor, haz de mi corazón un suelo bueno donde tu Palabra crezca. Ayúdame a quitar las piedras de mis dudas y los espinos de mis preocupaciones. Que mi vida dé fruto para tu gloria."
Cuarto. Contemplación (Contemplatio):
Silencio ante el misterio. Puedes repetir: "Quien tenga oídos, que oiga."
Deja que esta imagen del sembrador transforme tu interior con paz.
Quinto. Acción (Actio):
Hoy, dedica un momento a leer un pasaje bíblico y reflexionar sobre él.
Identifica una "piedra" o "espino" en tu vida y entrégalo a Dios.
Comparte con alguien la esperanza de ser tierra buena para la Palabra.
Frase para el día:
"Que mi corazón sea tierra buena donde la Palabra de Dios florezca y dé fruto."